Brasil está que arde, no sólo porque Dilma Rousseff dejará de ser la presidenta de dicho país sino porque una musa será la primera dama ahora que asumirá el cargo de presidente Michel Temer, actual vicepresidente del país.
Es Marcela Temer, una mujer de medidas perfectas, la actual esposa del nuevo presidente encargado Michel Temer de 71 años de edad.
Ella es 43 años menor y fue centro de atención cuando Dilma Rousseff asumió su primera presidencia en 2011, pues en ese entonces tenía 28 años.
La prensa rosa del Brasil acampó esta mañana en su casa, buscando sus declaraciones pues es la virtual primera dama de dicho país Marcela Temer.
Ella es modelo, se tomó fotos atrevidas y en su edición del 18 de abril, la revista Veja la describió como “bonita”, “recatada”, “buena esposa” y “ama de casa”.
Según el reportaje, Marcela Temer dedica sus días a llevar a su hijo Michel a la escuela y a cuidar de su casa en San Pablo. A su vez, dice que ella no escatima esfuerzos para su cuidado estético: peluquero y dermatólogo están entre sus prioridades.
Marcela declaró en varias ocasiones su admiración por el rol de la mujer en la política haciendo hincapié en Rousseff, a quien calificó de “elegante e inteligente”. “Las mujeres pueden mostrar que ellas actúan muy bien como amas de casa, madres, médicas, abogadas y presidentes.
SU VIDA. Pero Marcela Temer tiene una historia muy particular, ella terminó la secundaria e incursionó en el mundo del modelaje.
Llegó a obtener el segundo lugar del Miss Paulinia y participó de Miss Campinas y luego Miss San Pablo, ciudades representativas del Brasil.
Varias veces tentada para posar con poca ropa, pero Marcela Temer ha sido recatada y alguna vez fue confundida con su hermana que si posó para una revista para adultos.
Pero la estética no fue todo en su vida: Marcela también estudió abogacía, aunque nunca ejerció. Si bien se licenció, se dedicó a cuidar del hijo que tuvo con el vicepresidente, “Michelzinho”, hoy de 7 años.
Marcela conoció a Michel Temer durante una convención del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) en Paulinia, su ciudad natal, cerca del puerto de Santos, en San Pablo, en la que acompañaba a un tío y a su madre.
SU PRIMERA CITA. Enseguida encandiló al político, en la primera cita ya hubo un beso y la promesa de casamiento que terminó consumándose un año después, en 2003 y en secreto, con una ceremonia civil de 12 invitados. “Hubo una fuerte atracción”, dijo él, quien pasó por otros dos matrimonios y ya tiene otros cuatro hijos, dos mayores que Marcela.
Ella, por su parte, se hizo un tatuaje con el nombre de su amado en el cuello, y declaró al diario O Estado de Sao Paulo: “En nuestro caso no hay edad, es como si mi marido tuviera 30 años, él tiene su pasado y la llegada de nuestro hijo nos unió mucho más”.
Marcela cultiva el perfil bajo y no le gusta exhibirse. Tampoco usa joyas y evita marcas renombradas. A pesar de poder vivir en el Palacio Jaburu, que le corresponde al vice en Brasilia, prefirió quedarse en su casa de San Pablo, donde Temer pasa los fines de semana con ella.