​Nepal: Muertos son incinerados masivamente en las calles
​Nepal: Muertos son incinerados masivamente en las calles

Qué tal tragedia. Mientras hospitales y morgues colapsan en la capital Katmandú, la cifra de fallecidos por el terremoto que arrasó con Nepal sigue subiendo aceleradamente. Hasta ahora, 4 mil 252 fallecieron en Nepal, según el informe más reciente del Ministerio del Interior.

El sismo, de magnitud 7,9 en la escala de Richter, dejó también unos 62 muertos en la India, al menos 25 muertos en China y unos 7 mil heridos, de acuerdo con el ministerio nepalí.

El drama es tal que el único aeropuerto de Nepal, ubicado en Katmandú, estaba abierto ayer, pero los aviones no pudieron aterrizar y estuvieron dando vueltas durante horas.

Además, muchas rutas se encuentran intransitables a causa de deslizamientos de tierra o por las grietas que el terremoto abrió en el asfalto.

De remate, llueve
Fuertes lluvias caídas durante la noche del domingo a ayer complicaron aún más la situación de los supervivientes y cientos de miles de personas pasaron la noche a la intemperie o en tiendas de campaña por temor a las réplicas que ya suman cien.

Los hospitales están totalmente colapsados y muchos de los heridos tienen que ser atendidos en la calle, a la vez que el Gobierno llamó a la población a donar sangre.

En tanto, el Ministerio de Turismo informó que 82 personas fueron evacuadas por vía aérea del campamento base del Monte Everest.

Quemarán a los muertos
Las escuelas y universidades permanecerán cerradas durante una semana. El Gobierno de Nepal informó que se inició por la tarde a incinerar masivamente cadáveres para impedir epidemias.

“Ahora mismo, es importante prevenir otro desastre tomando las precauciones adecuadas contra las epidemias”, dijo a la prensa el portavoz del ejército Arun Neupane.

Equipos internacionales con perros entrenados, maquinaria pesada para remover los escombros y provisiones lograron aterrizar en el país y empezaron a trabajar.

Huyen en techos de buses
Muchos habitantes de Katmandú iniciaron ayer el éxodo. Familias enteras se agolpaban en buses, incluso viajando en los techo de los atestados vehículos.

Ante la alarmante falta de provisiones, la gente también se agolpaba en las tiendas y en gasolineras.

En el barrio de Balaju, un hombre se enfrentó al dolor de perder a su hija. “Ella era todo para mí. No hizo nada malo, ella no tendría que haber muerto”, dijo Dayaram Mohat, padre de una adolescente de 14 años, que fue sacada de los escombros por la Policía con una grúa, martillos e incluso cavando con las manos.

“Es una pesadilla”
El suelo todavía tiembla de vez en cuando y muchos habitantes no han pegado ojo días enteros, mientras trataban de protegerse de la fuerte lluvia bajo unos plásticos.

“Esto es una pesadilla. ¿Por qué no terminan las réplicas?”, se preguntó Sanu Ranjitkar (70), aferrada a su perro y respiraba con la ayuda de una máscara de oxígeno.

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