Ted Cruz podría convertirse en el primer latino presidente de Estados Unidos
Ted Cruz podría convertirse en el primer latino presidente de Estados Unidos

Raquel Godos. EFE

Líder de las batallas más duras contra las políticas de Barack Obama en el Congreso, el senador Ted Cruz es uno de los principales rostros del Tea Party, el ala ultraconservadora del Partido Republicano, y el primero en dar un paso al frente para ser el próximo inquilino de la Casa Blanca.
De padre cubano y nacido en Canadá hace 44 años, Cruz, cuya candidatura era un secreto a voces antes de ser anunciada hoy, es un ferviente opositor de las medidas migratorias del presidente estadounidense que pretenden salvar a millones de inmigrantes ilegales de la amenaza de la deportación.
A su juicio, eso supondría "una amnistía" por sus delitos contra las leyes migratorias del país.
El senador por Texas rechaza sin miramientos cualquier tipo de reforma migratoria en el país que contemple un camino a la ciudadanía para los más de once millones de inmigrantes ilegales, una iniciativa prioritaria para la Casa Blanca que no ha prosperado en el Congreso, en parte por presiones como las de Cruz.
Sus críticas a la Administración Obama abarcan prácticamente toda la agenda del Ejecutivo, desde su postura en política exterior, especialmente el enfriamiento de las relaciones con Israel, hasta el "buque insignia" de los logros del mandatario, su reforma sanitaria, que precisamente hoy cumple cinco años.
Los republicanos, que han votado más de medio centenar de medidas para derogar la ley de salud sin éxito, se oponen en su mayoría a la reforma, pero no fue otro sino Cruz quien forzó y protagonizó el cierre parcial del Gobierno en 2013, al bloquear la votación de los presupuestos en el Senado si no eliminaba los fondos para esa reforma.
Su empeño, que no fue bien recibido por todos sus compañeros de bancada, le llevó a permanecer más de 21 horas en el atril de la Cámara Alta para zancadillear el proyecto, un episodio muy recordado en Washington durante el que llegó a leer un par de cuentos a sus hijas para ocupar su tiempo.
De profundas creencias cristianas evangélicas y enemigo frontal del actual sistema fiscal, en su discurso de hoy apeló precisamente a las raíces fundamentales de su ideología.
"En lugar de un código tributario que aplasta la innovación, que impone cargas a las familias que luchan por llegar a fin de mes, imaginen un impuesto llano y simple que permita a todos los estadounidenses declarar sus impuestos en una postal. Imagínese que se elimina el Servicio de Impuestos (IRS, Hacienda federal de EEUU)", dijo entre aplausos.
El legislador, de 44 años, ha pasado por algunas de las mejores universidades del país, Harvard y Princeton, y conoció a su esposa, Heidi, con quien tiene dos hijas, mientras era asesor sobre política nacional en la campaña presidencial de George W. Bush (1999-2000).
Desde que decidiera presentarse a senador por Texas en 2011, se ha convertido en un experto en desafiar al aparato de su partido, y muchos apuntan a que su intención es lograr cohesionar de nuevo al Tea Party, lo que provocaría una fractura aún más evidente con el resto de los conservadores.
Muy hábil desde el punto de vista comunicativo, ha llegado a bromear sobre el envío de funcionarios de Hacienda a la frontera con México, asegurando que allí serían de más utilidad.
En reiteradas ocasiones ha negado públicamente que el planeta esté sufriendo un cambio climático y, últimamente, ha optado por un discurso económico basado en la desigualdad de ingresos y el endeudamiento con la metáfora de "las dos Américas".
No obstante, pese a haber devuelto al Tea Party a las portadas periodísticas, las expectativas presidenciales de Cruz no son muy halagüeñas, según revelan las encuestas.
Aunque haya conseguido la atención e, incluso, la admiración de sus acólitos, las ideas de Cruz están demasiado a la derecha del "establishment" como para ser el candidato republicano a la Presidencia.

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