Terremoto en Ecuador: Bombero halla cuerpo de su hija entre los escombros
Terremoto en Ecuador: Bombero halla cuerpo de su hija entre los escombros

Cuatro días después del terremoto, se sigue desenterrando cuerpos sin vida con la ayuda de canes especializados, en la ciudad de Manta, una de las poblaciones ecuatorianas duramente castigadas por el sismo de 7.8 grados del último sábado.

La mañana de ayer se rescataron dos cuerpos de los escombros de un hotel. Uno de ellos era el de la joven María Gabriela Rojas (23), hija de un bombero que participaba en las labores de rescate.

Al valeroso hombre se le vio llorar en brazos de sus colegas. Luego, tiró su casco al piso y se alejó de la zona.Mientras tanto, los bomberos seguían buscando más cuerpos y posibles sobrevivientes. Se decía que un cuerpo más fue ubicado en este lugar.

El coronel Enrique Hurtado, del Cuerpo de Bomberos de Quito, declaró a OJO que las posibilidades de hallar gente con vida en los edificios colapsados se redujo a un 95%, pues ya han pasado cuatro días del terremoto.

Contó que se usan sensores infrarrojos o equipos de electrocardiograma para detectar a posibles sobrevivientes, además de los canes adiestrados. Perrita rescatista herida. Mientras buscaba sobrevivientes, una bella perrita, de nombre Killy, resultó herida en una de sus patas al pisar unos latones rotos. Ella fue retirada de emergencia sangrando.

DESESPERACIÓN

La gente en la ciudad de Manta y pueblos aledaños, duramente golpeados por el violento terremoto del pasado fin de semana que afectó Ecuador, no tienen qué comer ni tomar. Los niños padecen males estomacales y se están deshidratando. Muchos se han volcado a las carreteras para pedir -con carteles en mano- agua y víveres. Se les ve con cilindros y baldes, y gritan ante el paso de las camionetas con ayuda.

En Manta, la gente forma interminables colas en el boulevard, en medio de gritos, empujones y peleas, para recibir una funda (bolsa) con víveres, plátanos, naranjas y yucas, si es que tienen suerte. “Estamos aquí desde las 5 de la mañana y aún no recibimos nada”, dice la señora Ana María Palma (30), quien ha llegado desde el cantón de Jaramijó con otras vecinas. Afirma que el puñado de plátanos y naranjas que ha recibido no le alcanza para alimentar a sus tres niños. El otro problema que tiene es el transporte, pues no cuenta con dinero para el pasaje de retorno.

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