El final del último período glacial, hace 15.000 años, coincidió con la liberación de grandes cantidades de dióxido de carbono almacenado en los océanos del hemisferio sur, según un estudio que publica este jueves la revista "Nature".
Esta fue la conclusión de una investigación realizada por investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (España), la Universidad de Southampton (Reino Unido) y la Australian National University, quienes consideran que este descubrimiento aporta nuevos conocimientos sobre cómo los océanos influyen en el ciclo del carbono y en el cambio climático.
El trabajo indica que el carbono que fue liberado del fondo de los océanos a la atmósfera provocó un aumento de las concentraciones de CO2 y un incremento global de las temperaturas en el planeta.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo internacional calculó el contenido en carbono de las aguas superficiales a lo largo de los siglos mediante el estudio de la composición química de las conchas calcáreas de antiguos organismos marinos que habitaban la superficie del océano hace miles de años, y que ahora yacen bajo el lecho marino.
Los océanos almacenan unas 60 veces más carbono que la atmósfera, pero este carbono puede ser intercambiado rápidamente, en términos "geológicos", con la atmósfera.
El Miguel Ángel Martínez Botín, investigador de la Universidad de Southampton y codirector del estudio, explicó que "la magnitud y velocidad de estas variaciones periódicas en el CO2 atmosférico a lo largo de los ciclos glaciales sugiere que los cambios en el almacenamiento de carbono en los océanos influyen de manera importante a las variaciones naturales del CO2 atmosférico".
El otro codirector del estudio es el investigador de la Australian National University (ANU) y antiguo investigador del ICTA (Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales) de la UAB, Gianluca Marino.
Este científico manifestó que "se han encontrado concentraciones muy elevadas de CO2 disuelto en las aguas superficiales del Océano Atlántico Sur y del Pacífico Este que coinciden con incrementos en el CO2 atmosférico al final de la última era glacial, lo que sugiere que estas regiones actúan como fuentes de CO2 de la atmósfera".
"Nuestro descubrimiento apoya la teoría que afirma que una serie de procesos que operan en el sector sur de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, la región llamada Océano Sur, cambiaron las cantidades de carbono almacenado en las aguas más profundas", declaró Marino.
"Cuando la comunicación entre estas aguas y la atmósfera es limitada, el carbono queda bloqueado en las zonas abisales, lejos de la atmósfera, durante todo el período glacial. Y en los períodos interglaciales cálidos pasa todo lo contrario", añadió el científico.
Los investigadores analizaron cientos de pequeños organismos recogidos en dos campañas.
Una en un punto del Océano Atlántico Sur a medio camino entre el Cabo de Hornos y el Cabo de Buena Esperanza, a 3.800 metros de profundidad, durante una campaña del buque oceanográfico Polarstern, y la otra frente a la costa de Ecuador, a una profundidad de 2.200 metros, a bordo del buque oceanográfico Joides Resolution del International Ocean Discovery Program.
Para Patrizia Ziveri, profesora ICREA en el ICTA de la UAB y coautora de la investigación, "estos resultados ayudarán a entender mejor la dinámica de la acumulación de CO2 generado por el ser humano en la atmósfera, dado que el océano es un importante sumidero de carbono y la mayor reserva de este elemento de todo el planeta".
Mientras que estos nuevos resultados apoyan un papel primordial de los procesos en el Océano Sur en estos ciclos naturales, los científicos han advertido que todavía se desconoce la historia completa, el resto de procesos que operan en otras partes del océano, como puede ser el Pacífico Norte, y que podrían tener también un papel importante en la variación del CO2 atmosférico.