En lo que para algunos era un desafío, decenas de personas se concentraron frente a la sede de la Presidencia de Uruguay y armaron una gran fiesta al ritmo de reguetón, coreografías, cotillón y animadores de hora loca en plena pandemia de coronavirus. Pedían una cita presidencial y la consiguieron.
Los manifestantes, con mascarillas y algunos acompañados por sus hijos, solicitaban así que el Gobierno solucione la situación de los salones de fiestas que están cerrados por la pandemia de COVID-19 que también afecta a Uruguay, aunque con mucho menos intensidad que en el Perú.
La originalidad de los reclamos, en este caso colorido, resulta clave para lograr la atención de la población, los medios de comunicación y, por supuesto, de las autoridades, en este caso de la Presidencia.
En una fría noche de pandemia, la Plaza Independencia se transformó en una pista de baile de un casamiento o casamiento de 15 con un dj, un animador entusiasta, artículos de cotillón, reguetón, disfraces (una Minnie con tapabocas que se llevó varios elogios de las redes) y hasta el tradicional vals que caracteriza a las fiestas que suelen alojar, indicó un observador.
Salón Prisma, uno de los salones que organizó y transmitió por redes sociales la movilización, explicó que los salones de fiestas reclaman que "no nos cobren como si estuviéramos trabajando porque no tenemos ingresos" durante la pandemia de COVID-19.
“Estamos marchando para que nos escuche gobierno queremos soluciones son muchas familias que hoy están sin trabajo. Mañana tenemos reunión con presidencia. Luchando para que cuando esté pase queden lugares donde festejar”, informó Prisma al término de la jornada.
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