Marine Le Pen, candidata presidencial en Francia, ama a los gatos desde hace mucho, no es por pose de campaña.
Marine Le Pen, candidata presidencial en Francia, ama a los gatos desde hace mucho, no es por pose de campaña.

La candidata presidencial ultraderechista en Francia, Marine Le Pen, ha buscado ganar votos por amar a los gatos, no solo por su postura antisistema, contra el reformista de su rival, Emmanuel Macron. También destaca por su amor a los mascotas, incluso por encima de su padre, a cuya casa dejó luego de que el perro de este devoró a uno de sus amados mininos.

Marine Le Pen tiene una denodada afición por los gatos y ello le sirve de cara a las elecciones presidenciales de hoy domingo, en segunda vuelta. No es la favorita, pero en todo caso muchos de sus .

Un día del año 2014 el dóberman del padre Jean Marie Le Pen devoró al gato de Bengala de su hija, lo que provocó el urgente abandono del hogar paternal con sus matices ideológicos y su media docena de felinos a la espalda.

Ocho años después, el éxito electoral de Marine Le Pen es también el triunfo de los mininos sobre los canes. En estos meses de campaña, los gatos de la candidata han provocado la dulcificación de su imagen.

Ella ama con pasión a los gatos, en forma sincera, y eso lleva a que muchos la apoyen en las urnas al identificarse con su “sensibilidad”, un rasgo que se le cuestiona por su postura política de ultraderecha en Francia.


Amor verdadero

Marine Le Pen todavía se emociona en las entrevistas cuando evoca a Artémis, su gato fallecido poco antes mencionado.

Fue la traumática muerte de este gato de bengala, devorado por un dóberman de su padre, Jean-Marie Le Pen, lo que impulsó en 2014 a la líder de extrema derecha francesa a abandonar de una vez la casa paterna y mudarse con sus gatos. Hoy tiene media docena en su propia vivienda.

En aquel entonces ya había tomado las riendas del Frente Nacional fundado por su padre y había comenzado el proceso de “desdiabolización” de su imagen y de su partido; un proceso que la ha llevado ahora más cerca que nunca de su sueño de instalarse (con gatos incluidos) en el poder.


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