Lo peor de hacer taxi es cuando el carro es alquilado. Y, más aún, si el dueño del vehículo resulta un avaro y, encima, malgeniado. Pero esa es la realidad de miles de colegas. No tienen otra alternativa que usar un arrendado para poder llevar el sagrado pan a la casa.

Por eso vemos taxis que corren como si tuvieran alas. En el afán de chapar una y otra carrera al hilo y ganarle tiempo al tiempo, los conductores pisan a fondo el acelerador y, muchas veces, los pasajeros se ven obligados a reprimirlos para que disminuyan la velocidad.

“Por si acaso, señor, no está transportando animales”. Otros hasta se bajan del taxi que se cree “Meteoro” o integrante de “Rápidos y furiosos”.

Se entiende la presión que tienen de “sacar” la cuota para el propietario de la máquina y, también, para ellos mismos en las horas determinadas, sin embargo, ninguna excusa es válida para poner en peligro la vida de los clientes.

“Corre como los mil demonios”, se quejó una doña el otro día.

AHORRO

Y hacer el servicio bajo estas condiciones, matando al pobre carro, no es negocio. Ni para el dueño, que siempre reclamará por la integridad de su inversión, ni para el hombre del volante, que será obligado a cambiar el repuesto malogrado. Y ni hablar si choca: el “jefe” se pondrá como un pichín, por decir lo menos. “Las curvas y huecos de Lima me tienen loco”, es un slogan que siempre se repite en nuestro gremio.

Lo que yo le aconsejo al “Chava” y a otros muchachones de mi ruta o grupo es que vayan con cuidado y ahorren para que puedan tener su propia “nave” y, por ende, ser su propio jefe. Por estas fechas las tiendas dan muchas facilidades para hacerse de un buen “fierro”.

Ahora han parado un poco la mano por el virus, pero antes de la pandemia, terminada la jornada, ponían primera, arrancaban a cualquier cantina y se gastaban la ganancia del día en “chilindrinas” y “gacelas”.

Al final, fuertes discusiones con el patrón por la cuota, pero sobre todo con la patrona de la casa, que ese día no sabía qué echarle a la olla. Y nos despedimos con el chiste: A un chino le reglan un auto y su amigo le pregunta: - ¿Qué malca es? - Alfa. - ¿Lomeo? - Lo meas y te saco la... ¡Hasta el próximo miércoles!

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