Un insólito hecho ha ocurrido en en medio de la pandemia por el . Luis Iván Mejía, quien se dedicaba a trabajar como payaso, perdió la vida y las autoridades sanitarias determinaron que la causa de muerte fue por el COVID-19.

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Por ello, los especialistas le pidieron a la familia enterrar rápidamente a la víctima, tal como establecen los protocolos para evitar el contagio.

Sin embargo, la familia del payasito decidió abrir el cajón fúnebre de su ser querido y es ahí donde se dieron con la sorpresa de que Luis Iván Mejía estaba esposado y tenía signos de tortura.

El cuerpo fue entregado el 6 de mayo y su familia sospechó pues aseguran que el hombre estaba completamente sano.

“Cuando yo llegué al hospital a reclamar su cuerpo, dos empleados de Medicina Legal me dijeron que no podíamos abrir el ataúd o hacerle un funeral, que lo mejor era enterrarlo de prisa porque había muerto por el coronavirus y nos podíamos contagiar”, contó la hermana del fallecido, Luis del Carmen Mejía.

Sin embargo, un amigo de la víctima no se quedó tranquilo y abrió el cajón.

“Al abrir el ataúd encontramos una imagen que no esperábamos. Luis estaba con golpes en su cara y de sus ojos salía aguasangre, al igual que de sus oídos. Además tenía su dentadura salida, como si hubieran intentado sacársela. También estaba esposado de manos. Hay algo muy extraño en este caso. No entiendo la razón por la que las autoridades indicaron que no lo veláramos o destapáramos la caja fúnebre. ¿Qué están ocultando?”, relató el amigo de la víctima.

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