Se dice que cuando Robert Louis Stevenson escribió “La isla del tesoro”, se inspiró en las visitas que hizo de niño a la isla de Fidra, una de las tres islas rocosas del estuario del Forth, frente a la costa escocesa de North Berwick.

El joven Stevenson desconocía los mitos, leyendas y misterios que supuestamente albergaba otra isla, situada a casi dos kilómetros al este y conocida como Lamb. Esta apenas atrae la atención de remeros, ocasionales observadores de aves y amantes de la fauna, pero podría convertirse pronto en un país con bandera e himno propios.

Al menos, esa es la posibilidad que baraja su pintoresco, carismático y controvertido propietario, el más famoso doblador de cucharas del mundo y legendario “vidente” Uri Geller, que ha decidido elevar el estatus de Lamb, que tiene el tamaño de un campo de fútbol, de isla privada escocesa a país.

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Geller también ofrece ciudadanía y que todos los ingresos se destinen a Save a Child’s Heart, una organización benéfica israelí que trata a niños con afecciones cardíacas de todo el mundo.

Dice que quiere que Lamb sea un emblema de la paz, y que el único criterio para ser miembro es “la voluntad de existir en armonía con los compatriotas de Lamb”. No se permite el asentamiento en la isla, cuyos únicos habitantes son frailecillos, araos y otras aves marinas, y hasta hace poco una rata solitaria.

“Siempre quise tener una isla, ser como James Bond”, dice Geller, de 75 años, que se enteró de la existencia de Lamb cuando leyó que estaba a la venta en el periódico The Times.

Como las pirámides

Según el investigador de origen escocés Jeff Nisbet, Lamb tiene similitudes inexplicables con las pirámides de Giza. Nisbet señaló la disposición de Lamb y de las dos islas a ambos lados, que, según él, refleja exactamente la de las tres pirámides.

De hecho, Nisbet no fue la única persona que planteó la idea de los vínculos escoceses con el antiguo Egipto.

Una crónica del siglo XV, descrita por la Biblioteca Nacional de Escocia como “probablemente el relato medieval más importante de la historia temprana de Escocia”, afirma que Egipto dio origen a la nación escocesa.

Afirma que Escocia fue fundada en realidad por la princesa Scota, la hija exiliada del faraón cuyo ejército -en el relato bíblico- se ahogó persiguiendo a Moisés y a los israelitas a través del Mar Rojo.

Nación sin barón

La idea de convertir Lamb en una micronación se le ocurrió a Geller después de explorar la posibilidad de comprar el título de baronía que venía con el territorio que históricamente había incluido la isla.

Sin embargo, Lamb perdió la baronía cuando Geller la adiquirió del actual barón de Dirleton -un empresario luso-brasileño judío ortodoxo- a quien el título había sido legado por el anterior titular.

“No pude conseguir la baronía, así que decidí ir más allá y crear mi propio pequeño país” -dice Geller- “pero lo que lo hace particularmente especial es que tiene todas estas conexiones poderosas, significativas y espirituales. No es un lugar ordinario”.

(Fuente: BBC)