Se trata del animal llamado “guài shòu”, o “bestia extraña”.
Se trata del animal llamado “guài shòu”, o “bestia extraña”.

Cuando en 1996, un grupo de paleontólogos encontró al norte de China un cráneo inusual y algunas vértebras del cuello de un animal incierto nadie imaginó que hoy, en 2022, esa especie permitiría conocer el pasado y la evolución de la jirafa que hoy conocemos.

Durante muchos años, aquellas piezas óseas desconcertaron a los investigadores, que optaron por llamar al misterioso animal “guài shòu”, o “”. Poco se ha sabido durante años sobre él, pero los científicos han descubierto algo en su remota existencia, hace unos 16,9 millones de años, de gran importancia para el presente. Según una investigación publicada recientemente en la revista ‘Science’, se trata de una pieza relevante en el rompecabezas evolutivo de las jirafas. Efectivamente, es posible que estos animales de cuellos imposibles tengan algo que ver con el “guài shòu”, al que ahora han denominado “discokeryx xiezhi”, y lo que les une no sería otra cosa que tal extremidad.


Antepasados de las jirafas

Cuando Charles Darwin presentó a las jirafas como el gran ejemplo de su teoría de la selección natural, es decir, aquello de la “supervivencia del más apto”, aseguraba que estos inmensos cuellos podían alcanzar la comida en lo alto de los árboles, lo que les otorgaba una ventaja sobre otros animales y miembros de su propia especie con cuellos más cortos. Efectivamente, es posible que hayan evolucionado para poder alcanzar la comida en las alturas, pero el asunto no termina ahí, querido Darwin.

Más allá de la idea de que estos individuos de cuello más largo prosperaron y se reprodujeron más, dando lugar a generaciones de jirafas con su característica anatomía alargada, también pueden ser el resultado de una feroz competencia entre parejas. Esto es lo que asegura el nuevo estudio que ha llevado a cabo un equipo internacional de paleontólogos y paleobiólogos.

“Tanto las jirafas vivas como los Discokeryx xiezhi pertenecen a la superfamilia de los Giraffoidea”, ha asegurado en un comunicado Shiqi Wang, paleontólogo de la Academia de Ciencias de China y uno de los autores del este minucioso análisis. Wang precisa al respecto que “aunque sus morfologías de cráneo y cuello difieren mucho, ambos están asociados con las luchas de cortejo masculino y ambos han evolucionado en una dirección extrema”.

Los investigadores aseguran que si bien el discokeryx xiezhi habría sido un pariente temprano de las jirafas que hoy todos conocemos, sería algo así como un primo.

Se trataba de un jirafoide bastante más pequeño de las actuales, del tamaño de una oveja grande. Además, apuntan que poseía un cráneo robusto y vértebras del cuello muy gruesas. Vivió justo donde fueron hallados los restos, en lo que ahora es el norte de China, durante el período del Mioceno medio. Al parecer, era un animal herbívoro al que le encantaban las hierbas y las plantas frondosas. Las jirafas actuales no solo desarrollaron sus cuellos por el instinto de alimentarse, sino también debido a la competencia sexual Este hallazgo supone abrir la puerta a una nueva perspectiva científica sobre esa eterna cuestión de por qué las jirafas actuales pueden haber desarrollado cuellos tan largos.


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