Magaly Moro 

Fabio ( 22 años, Rímac). Doctora Moro, le escribo porque quiero contarle mi historia con Marisol. Nos conocimos en el colegio y de inmediato ella me cautivó con su inteligencia, su seguridad y sus ganas de salir adelante. Ella tenía muchas metas a futuro y a mi me encantaba eso.

En el colegio éramos muy unidos y a pesar de que siempre le mandaba indirectas sobre mis sentimientos, nunca supe realmente si yo le gustaba. Lamentablemente, ya en la universidad tomamos caminos diferentes y dejamos de frecuentarnos tanto, pero yo pensaba en Mari siempre.

La tenía idealizada y no podía enamorarme de nadie más. Pasaron 3 años sin verla, pero mantenía las esperanzas. Le conté mi historia a algunos amigos. Ellos me dijeron que la busque y le confiese lo que sentía. Eso hice. Fui a verla para declararle mi amor. La vi y nunca había estado tan nervioso en mi vida. Ambos nos sentamos en su sala y le dije lo mucho que me gustaba. Le pregunté si alguna vez lo había notado en todos nuestros años de amistad juntos, pero me dijo que no.

Después de una pausa, agregó que me consideraba un buen amigo. En ese momento, sentí el crujido de mi corazón. Me cortó todas las esperanzas. Fue doloroso al inicio, pero lo superé o eso creía. Hace unos días,  me presentó a su nuevo enamorado y sentí que mis sentimientos volvían a florecer. Doctora, no dejo de mirarlos y pensar: “¿qué tiene él que no tengo yo?”.  Somos amigos y estoy feliz al verla tan contenta, pero aún me duele.

OJO CONSEJO:

Flavio, lo primero que debes saber es que tú no hiciste nada mal, simplemente no le atraías, Aunque se difícil de entender, Mari solo te puede ofrecer una amistad y debes aceptarlo.

Por otro lado, si te duele mucho verla con otra persona, no te lastimes más y mantente al margen de ese romance. Cuídate y cuida tu corazón, no lo expongas al sufrimiento. Suerte.