Maritza (32 años, San Borja). Estimada señora Magaly, llevo más de cinco años de relación con Víctor y, pese a los maravillosos momentos que hemos vivido juntos, estoy a punto de terminar mi relación con él. Ya no lo aguanto.

Él es un hombre fenomenal, quiero dejar eso muy claro; es caballeroso, trabajador, un gran cocinero y un experto en la cama. Sin embargo, hay solo un problema en él que me saca de quicio: es demasiado sensible.

Al inicio me gustaba que fuera así. Mis anteriores parejas se creían los típicos machitos del barrio, pero Víctor era diferente, no temía expresar sus sentimientos, llorar delante de mí o ser el primero en decirme cuánto me amaba. Me daba tanta ternura que me enamoré perdidamente de él.

El problema, doctora, es que ya no siento más ternura, sino vergüenza. No me malinterprete, me agradan sus muestras de afecto como rosas, chocolates y cartitas de amor, lo que me irrita es que sea incapaz de pelear conmigo sin tener que llorar. No tiene carácter. Se lo juro. No podemos debatir sin que me diga que lo lastimé, que le rompí el corazón o que se siente mal por mis palabras.

¿Y qué tengo que hacer yo para que se calme? Pedirle disculpas como si fuera la mala de la película y él la pobre víctima. Estoy harta de su sensibilidad. He pensado en terminar la relación, pero estoy segura que se pondrá a chillar y a derramar lágrimas para retenerme. ¿Qué hago? Ayúdeme a tomar una decisión. Me siento sumamente estresada y ansiosa.

OJO CONSEJO:

Querida Maritza, veo que estás segura que tu relación con Víctor no da para más. Sin embargo, te recomiendo que intentes solucionar las cosas antes de terminar con él. Acudan a terapia de pareja o anímalo a pedir ayuda a un psicólogo. Ser una persona sensible es normal, pero creo que él está llegando al extremo. Si con eso no cambia, da un paso al costado. Suerte.