ROGER (34, San Isidro). Qué tal desastre, doctora. Yo estaba plenamente seguro de que Juliana estaba interesada en mí y cuando me le declaré me tiró la puerta en las narices, llevándome el peor chasco de mi vida.
Ella me dijo que solo me veía como un amigo y que lamentaba profundamente que yo confundiera las cosas y pensara que yo le interesaba cuando en absoluto se había fijado en mí.
Imagínese, qué decepción. Yo me había hecho muchas ilusiones con Juliana, soñaba con ella, la adoraba y hasta tenía planes para un futuro a su lado.
Es más, estaba tan seguro de que sus muestras de afecto hacia mi persona eran más que amistad que hasta ya me imaginaba viviendo juntos, formando un hogar y todo lo demás.
Y es que somos muy buenos amigos, lo compartimos todo, vamos juntos a fiestas, nos miramos constantemente y compartimos nuestras vivencias a toda hora, caminando por el parque, conversando por celular o por Facebook.
Fue así que yo, equivocadamente por lo que me dice ella, pensé que había más que amistad entre los dos y como siempre nos veíamos embelesados a los ojos, imaginé que podía convertirse en algo más.
Por ello, decidí declararme la otra noche en el snack donde siempre tomamos unos traguitos y ella seria, hasta molesta, me dijo que yo estaba equivocado y que no sentía nada por mí.
Ahora no sé cómo recuperarme de este terrible golpe, doctora. Yo la quería mucho a ella, estaba seguro de que ella me amaba, lo veía en su mirada, en sus sonrisas, en su voz, en la forma cómo la pasábamos juntos y me he quedado sin nada, con el corazón hecho pedazos y un puñal clavado en medio de mi pecho.
CONSEJO. Una lástima que confundieras las cosas. Pienso que debiste hablar con ella previamente, tantear bien el terreno, ser sutil y evitarte el papelón que has sufrido.