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Magaly Moro
Elías (50 años, Lince). Hace dos años, me sentía muy solitario hasta que vi en internet una alternativa para hacer amistades. Después de navegar por varias semanas, conocí a una dama extranjera en un portal de citas. Nos relacionamos por ese medio virtual y nos enamoramos.
Ella era una mujer madura, seria, sencilla y sin problemas económicos. Me encantaba que tuviera las cosas claras e incluso me propuso muchas veces iniciar proyectos juntos. Además, cuando vino a Perú conoció a mi hijo, quien es discapacitado, y se llevaron bien. Realmente pensé que era la mujer ideal.
A todos mis amigos les decía que era mi bendición. Pasaron los meses, llegó la pandemia y la invité a que pase cuarentena en mi casa.
Cuando culminó el aislamiento, le pedí que se quede a vivir conmigo para siempre. Sam aceptó. Sin embargo, hace dos meses el cuento de hadas se acabó. La convivencia empezó a cambiar, Sam estaba de mal humor y cada vez que iba a entrenar, llegaba tarde. Empecé a sospechar que me engañaba, de pronto en su celular vi un mensaje coqueto de su entrenador del gimnasio. Le reclamé y me dijo que el joven se había equivocado de chat.
A raíz de eso, decidí esperarla en el paradero y me di con la sorpresa de que estaba abrazada con su personal trainer. Me fui a la casa, la enfrenté, me armé de valor y la boté con todas sus cosas. Han pasado quince días y ella todavía me sigue mandando audios llorando para que le perdone. A veces quisiera hacerlo porque la amo, pero mi orgullo no me deja, ¿Qué hago, doctora?
Ojo al consejo
Querido Elías, ve con calma. Afrontar una infidelidad es un proceso muy doloroso, date tu tiempo para analizar lo que realmente deseas, porque si actúas cegado por la decepción, puedes tomar una mala decisión.
Si con los meses quieres perdonarla, está bien, pero piensa si podrás dejar los recuerdos en el pasado, solo así podrás empezar una nueva historia. Suerte.