Magaly Moro

Carolina (33 años, Villa El Salvador). Señora Magaly, ayúdeme. No sé qué hacer para decir la verdad y a la vez no herir el corazón de mi esposo, César.

Él y yo tenemos apenas un año de casados. La convivencia ha permitido que nos conozcamos mejor y que tengamos más confianza. Sin embargo, también ha servido para que nos demos cuenta de que no todo es color de rosa en un matrimonio.

En mi caso hay cosas que me disgustan de él. Una de estas es lavar su ropa. Hace un mes aproximadamente César me pidió que lave sus medias porque no tenía tiempo. Yo acepté, pero no pensé que se acostumbraría a esto. Ahora yo lavo sus medias cada fin de semana y detesto hacerlo. Lo cierto es que no tolero el olor que se desprende de estas. Mi esposo sufre de pie de atleta y por esto el mal olor.

Cada vez que lavo sus medias es un suplicio para mí. Además, en esta temporada de frío sufro mucho más porque siento que el agua está helada. No tenemos lavadora.

Aún no hablo de esto con César. No encuentro la forma de decirle que no quiero tocar sus medias porque no soporto el olor. Temo herirlo, avergonzarlo y afectar su autoestima. No sé qué hacer.  No creo que pueda tolerar más el hedor ni el frío.

Por esto recurro a usted. Quiero encontrar la manera correcta de hablarle del tema. Necesito hacerlo porque creo que en cualquier momento mi paciencia se acabará y le gritaré que nunca más volveré a tocar sus medias apestosas. Oriénteme, doctora, por favor. Se lo ruego.

Ojo al consejo

Querida Carolina, creo que tienes que hablar con tu esposo cuanto antes, porque me parece que estás a punto de perder la paciencia. Coméntale del mal olor y sugiérele que vaya a un podólogo para que lo ayude en su problema. Lo mejor es hablar con la verdad. También dile lo del suplicio de lavar cuando hace frío. Podrían comprar una lavadora a plazos. Suerte.