Magaly Moro

Sara (Independencia, 30 años). Doctora Moro, estoy muy triste por culpa de mi esposo. El domingo 20 fue mi cumpleaños. Pensé que sería un día maravilloso y que lo celebraría de la mejor manera, sin embargo, fue terrible.

Luis, mi pareja, no recordó mi onomástico. Ese día había planeado una visita al Parque de las Leyendas. Quería pasar mi cumpleaños en un lugar bonito, al aire libre, rodeada de la naturaleza y del amor de mi vida. Pensé que mi esposo me preguntaría a qué lugar deseaba ir y por eso me levanté a las 7 de la mañana para alistarme.

No obstante, Luis se levantó tarde, a las 9 de la mañana recién salió de la cama. Luego, se metió a la ducha sin decirme nada. Después, al salir del baño se metió al cuarto. Entonces, decidí ir a buscarlo para ver qué estaba haciendo. Lo vi bien vestido y listo para salir a la calle. Pensé que por fin me saludaría y me invitaría a pasear, pero no fue así. Mi esposo me dijo: “Amor, buenos días. Olvidé decirte que hoy iré a la casa de mi mamá a dejarle unos víveres que compré y de paso almorzaré con ella. Regreso en la noche a cenar”.

Al escucharlo, me quedé helada. Pensé decirle que debía quedarse conmigo porque era mi cumpleaños, pero no le dije nada. Dejé que se fuera. Finalmente, llegó en la noche. Me encontró con los ojos hinchados de tanto llorar. Allí fue cuando le recordé que era mi onomástico. Luis  empezó a pedirme disculpas, pero no puedo perdonarlo. Desde ese día no le hablo.

¿Qué hago, doctora? Quisiera hacer las paces con él, pero mi resentimiento es muy grande. ¡Ayúdeme!

Ojo con el consejo

Estimada Sara, entiendo tu tristeza y rencor. Sin embargo, considero que lo mejor es que te reconcilies con tu esposo. Fue un descuido y él ya se disculpó contigo. Creo que a cualquiera le puede pasar. No prolongues más tu resentimiento. Conversa con él y dile lo que aún sientes. Tu matrimonio es muy valioso para que se vaya al tacho por ese olvido.

Mucha suerte.