Magaly Moro

Federico (27, Callao). Doctora Moro, recurro a usted porque tengo una pena de amor que me está matando. Hace 2 meses terminé con Catalina, quien fue mi pareja por 7 años y, pese a todos los esfuerzos que he hecho, no puedo olvidarla.

Mi “Cata” no es una mala mujer, pero tiene muchos conflictos personales, muchos dramas de su infancia que la hacen una mujer insegura, conflictiva, que nunca está conforme con nada, que siente que no la amo. Por su amor yo he hecho de todo, hemos ido a terapia muchas veces; sin embargo, las cosas solo cambiaban por un corto periodo y luego todo seguía igual.

En muchas ocasiones, he tenido que soportar sus escenas de celos y hasta agresiones por cosas tontas, por ejemplo, por saludar a una amiga, por encontrar una carita feliz en algún chat con alguna compañera o por no permitir que revise todo el tiempo mi celular. Si tan solo hubiera confiado más en mí, nuestra relación no estuviera tan arruinada.

Han sido tantos los problemas injustos que me ha hecho Catalina, que mis amigos la bautizaron como “la tóxica” e incluso ella lo sabe. Mis patas no la pueden venir ni en pintura, dicen que me hace un hombre desdichado. Cuando terminamos, mis amigos hasta me mandaron un regalo a casa con cervezas y piqueos. “Este es un nuevo comienzo. Ella no es para ti. Ahora a vivir feliz, calichín”, me escribieron en una tarjeta.

El asunto es que aún la amo y la extraño demasiado. No obstante, ella no me ha buscado para nada. ¿Qué hago, doctora?

Ojo al consejo

Querido Federico, tienes que darle tiempo al tiempo. Una relación tan larga no se olvida de la noche a la mañana.

Por lo que me cuentas, Catalina no te hacía feliz, pero como dice una canción, “a veces la costumbre es más fuerte que el amor”. Te aconsejo que busques ayuda psicológica para que puedas olvidar ese amor. Mucha suerte.