Magaly Moro

Javier (25 años, Carabayllo) Doctora, jamás pensé que conocería al amor de mi vida en un día de elecciones.

El domingo me dirigí a mi lugar de votación con la idea de encontrar mi mesa ya instalada, pero me di con la terrible sorpresa que ningún miembro de mesa había asistido para cumplir con su labor cívica. ¡Y ya era casi el mediodía, doctora! Varios ancianos y mujeres embarazadas estaban esperando desde temprano.

Cuando estaba a punto de regresar a casa para volver más tarde, una hermosa jovencita salió de la fila y se ofreció como voluntaria para ser presidenta de mesa. Muchas personas aplaudieron su valentía y otro chico se unió a ella. No sé qué pasó conmigo, quizás fue una reacción del corazón, pero inmediatamente alcé la mano y me ofrecí como voluntario también.

Se lo digo, doctora, fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. Gracias a la ONPE, pasé cerca de nueve horas a lado de una mujer excepcional, inteligente y de mirada penetrante, llamada Tania. Sabía que debajo de esa mascarilla se escondía una bella sonrisa.

Al finalizar el día, me despedí muy triste de ella y le regalé mi bolsa de galletas soda. Quería entregarle algo que le recordara nuestro fugaz encuentro, pero solo tenía ese producto.

El gran problema, doctora, es que olvidé pedirle su número de celular. ¡Soy un idiota! Tampoco la encuentro en redes sociales, y ya ha pasado casi una semana. Lo que sí tengo es su número de DNI. ¿Será suficiente para encontrarla?

OJO AL CONSEJO

Querido Javier, primero que nada déjame felicitarte por la increíble labor que cumpliste el día domingo.

Por otro lado, me alegra que hayas encontrado a una chica tan especial. ¿No has intentado buscarla en las páginas blancas? Prueba suerte. O, en todo caso, averigua dónde votará en la segunda vuelta. ¡No olvides pedirle su número esta vez