Magaly Moro

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Lucio (37 años, Independencia). Doctora Moro, estoy bastante estresado con la relación que estoy viviendo.

Como muchas historias de amor, esta inició en una discoteca hace tres años. Selfies con mis amigos, cervezas bien frías y una que otra salida a la puerta para fumar un cigarro, eran parte de nuestro itinerario de aquel viernes cuando conocí a Rosalinda. Ella estaba bailando en medio de la pista, sus pasos eran tan sensuales que llamaba la atención de todos los varones. No obstante, sin hacer ningún esfuerzo, se me acercó cuando estaba haciendo cola en la barra. “Hola, ¿qué trago me recomiendas?”, me preguntó. A raíz de eso, conversamos toda la noche e intercambiamos números.

Salimos un par de veces más y luego nos hicimos enamorados. Sin embargo, cuando cumplimos 1 año de relación, Rosi empezó a mostrarse demasiado engreída y aniñada. Ese comportamiento no me molestaba al inicio, me pareció muy tierno, pero ya nos vamos por los dos años de romance y me siento cansado de sus desplantes. Lo peor de todo es que ha empezado a amenazarme; cada vez que no le compro lo que quiere o no hago lo que me pide, me advierte que terminará conmigo si sigo así. Esas actitudes me sacan de mis casillas. Siento que estoy con una niña de 18 años.

La amo, pero no creo aguantar más esta situación. Mi relación con alguien no puede depender de un caprichito. Doctora, quisiera su opinión con respecto a mi problema. Siento que lo nuestro no tiene solución. ¿Estará bien que termine y le diga que es por ese motivo?, ¿qué hago? Estaré atento a su consejo.

Ojo al consejo

Querido Lucio, lo ideal, en este tipo de casos, es que primero se lo comentes para ver si ella puede mejorar su actitud. Si dices que aún la amas, entonces podrían solucionarlo juntos.

No obstante, si ya tienes las cosas claras y estás decidido a terminar con Rosalinda, todo está en tus manos. De cualquier forma, ella merece que le digas las razones de tu decisión.