Magaly Moro

Rocío (26 años, San Borja) Señora Moro, pensé erróneamente que estos días de cuarentena serían ideales para pasar más tiempo con mi novio Claudio.

Él es un importante empresario de un concesionario de automóviles, pero debido a su ajustado horario de trabajo, apenas podía verlo. Por ello, me ilusioné cuando supe que el gerente le había dado el permiso para trabajar en casa.

Él no estaba muy contento con la idea, pero le aseguré que sería lo mejor para todos y que, además, sería la oportunidad perfecta para recuperar el tiempo perdido de nuestra relación. Sin embargo, nada ha sido como lo planeé.

Desde que empezó, Claudio está sentado en la computadora todo el día y me ignora por completo. Despierta y empieza a trabajar, almuerza en su pequeña oficina improvisada y se echa a mi lado recién a la medianoche. Así ha sido durante las últimas semanas y la situación no ha cambiado para nada.

He intentado hablar con él y hacerle entender que está obsesionado con el trabajo, pero solo me responde que la empresa lo necesita más que nunca y que yo no lo entiendo en lo absoluto.

Sus palabras me duelen porque no deseo que esté todo el día conmigo, sino que descanse por su salud mental. Lo he notado estresado y de mal humor más que nunca, apenas puedo acercarme porque me bota rápidamente de su oficina.

¿Qué debería hacer, señora Magaly? No quiero que su obsesión por el trabajo termine deteriorando nuestra relación, no en este momento tan difícil.

Ojo al consejo

Estimada Rocío, por lo que me cuentas es evidente que Claudio tiene un problema serio de adicción al trabajo. Es entendible que quiera ayudar a su compañía, pero todo tiene un límite. Necesita descansar y despejar su mente de tanto estrés. Además, es obvio que te está lastimando. Te aconsejo que busquen ayuda profesional, si no acepta, evalúa si mereces ese trato. Suerte.