Magaly Moro |

Alejandro (29 años, San Juan de Miraflores). Señora Moro, le escribo con la esperanza de que me brinde un sabio consejo.

Resulta que fui miembro de mesa el pasado domingo 6 de junio. Me tocó ser presidente. Ese día en la noche creo que conocí a la mujer de mi vida. Su nombre es Jimena y fue personera de uno de los partidos políticos que disputa la presidencia del Perú.

Me asombró mucho ver lo resuelta, decidida, elocuente y muy bien informada que era. La vi haciendo coordinaciones con otros personeros. Y al momento de contar los votos estuvo muy atenta. Defendió con sólidos argumentos dos votos que se quisieron impugnar. Era evidente que sabía cómo se debía marcar en la cédula.

Al terminar con el conteo de los votos, ella salió presurosa del aula donde estábamos. Yo me fui al baño y cuando estaba saliendo del colegio me choqué con ella, la empujé sin querer y se le cayeron algunos documentos, una cartuchera y su táper.

Me disculpé con ella y procedí a ayudarla a recoger todo lo que se le había caído. Pensé que se molestaría conmigo, pero no, me dijo: “no te preocupes, no pasa nada, gracias por ayudarme a recoger mis cosas” y aunque no pude verlo me pareció que me sonrió.

Doctora, Jimena me encantó. Fui atrevido y le pedí su número. Creo que si no es amor lo que siento, por lo menos si es una gran ilusión. Estoy pensando llamarla la otra semana e invitarla a salir. ¿Estaría bien, qué opina?

Ojo al consejo

Estimado Alejandro, como tú dices, no es amor lo que sientes, pero sí una ilusión. Considero que no estaría mal que llames a Jimena. Pero sé prudente, pueda ser que ya esté en una relación y rechace tu invitación. Si este fuera el caso no te desanimes ni enfurezcas. Sin embargo, si te acepta ve con calma. Paso a paso se construye una relación. Mucha suerte.

TAGS RELACIONADOS