Magaly Moro |

Aldhair (32 años, Rímac). Doctora, yo sé que muchos juzgarán mi historia, pero espero que usted no lo haga. He decidido terminar mi relación con Patricia porque descubrí que tiene tres hijos, y yo no estoy preparado para asumir un papel que no me corresponde.

Desgraciadamente, yo he estado soltero por mucho tiempo, señora Moro. La última enamorada que tuve fue a los diecinueve años y no terminó nada bien; me enteré que me fue infiel con uno de mis mejores amigos. Por eso mismo, me cuesta mucho abrir mi corazón.

Sin embargo, cuando conocí a Patricia sentí que había encontrado a mi compañera de vida. Ella era todo lo que siempre anhelé en una mujer: trabajadora, inteligente y hermosa. Y lo mejor de todo es que ella me amaba incondicionalmente, como yo a ella.

Por ello, luego de once meses de relación, le dije que era momento de dar el siguiente paso: convivir juntos. Pero Paty me daba excusas tontas que yo no llegaba a entender. “¿Por qué la mujer que amo no quiere vivir conmigo? ¿Acaso no siente lo mismo por mí?”, me preguntaba. Pronto descubrí las razones de su nerviosismo.

Resulta que Paty tiene ya tres pequeños, doctora. Me lo confesó cuando le exigí que me dijera la verdad. “Si te decía que era mamá, no te ibas a interesar en mí”, me dijo entre lágrimas.

Terminé con ella ese mismo día. No soporto las mentiras y tampoco estoy listo para ser el padre sustituto de nadie. Simplemente no puedo. Aún así, su recuerdo me quema en el alma. ¿Qué puedo hacer, señora Moro?

Ojo al consejo

Estimado Aldhair, entiendo lo que debes estar sintiendo, pero creo que debes escuchar a Patricia un poco más. Aunque te haya mentido, no creo que lo haya hecho con ánimos de lastimarte.

Dale una oportundidad y si no te sientes cómodo, entonces aléjate de ella. De todas formas, recuerda que estás en todo tu derecho de reclamarle por lo que hizo. Suerte.

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