Magaly Moro

Antonella (27 años, Villa El Salvador). Doctora Magaly, me está fastidiando mucho el romanticismo excesivo de Diego, mi marido. Estamos casados hace cuatro meses y aunque siempre ha sido muy detallista conmigo, siento que está más empalagoso.

Todos los días me despierto con nuestra canción favorita. La pone a todo volumen en el celular y me empieza a dar besos. Esas acciones son bonitas, dos o tres veces al año, pero todos los días cansan.

Además, cada semana me regala cositas ridículamente cursis. Recuerdo que me trajo una almohada con nuestras caras y para mi cumpleaños me dio una pijama con nuestras iniciales. Mi rostro, cada vez que me dice que me tiene una sorpresa, es una combinación de incomodidad, fastidio y una alegría fingida. Doctora, siempre he hablado mal de mis amigas que son demasiado melosas con sus parejas y Diego sabe de eso, porque muchas veces se lo he comentado. Sin embargo, no entiendo por qué está con esas demostraciones excesivas de amor.

Le juro que no sé cómo decírselo sin hacer que se sienta mal. Yo lo quiero, pero esos gestos de amor no me atraen, me hacen sentir que somos adolescentes y no me gusta. Necesito su apoyo, sobre todo ahora que me he enterado que para nuestro aniversario está buscando llenarme la casa de rosas y post -it que digan “Eres mi princesa”. ¡Qué vergüenza! Por favor, tiene que ayudarme para encontrar la forma de solucionar este problema.

Ojo al consejo

Querida Antonella, todos tenemos diferentes formas de expresar nuestro amor, pero si te fastidia lo que hace Diego, tienes todo el derecho de comunicárselo. Busca un momento en el que estén a solas, exprésale que aprecias el esfuerzo que hace por dar a conocer sus sentimientos, pero que prefieres otros gestos y detalles. Seguro entenderá. Suerte.