Magaly Moro

Eduardo (32 años, San Miguel). Doctora, me siento muy desconcertado. No sé cómo pasó esto, pero siento que me he obsesionado y enamorado de la hermosa mujer que me vacunó. Una enfermera veinteañera que me deslumbró desde que la vi.

Todo ocurrió el pasado domingo 5 de septiembre, cuando acudí al Campo de Marte para recibir mi primera dosis en el séptimo vacunatón que había anunciado el Gobierno días anteriores.

Ese día me sentía sumamente preocupado no solo por el hecho de tener que enfrentarme a una aguja (mi pasado como exadicto a las drogas me hacía sentir escalofríos ante la posibilidad de un pinchazo, sin importar el contenido de este), sino porque también tenía pendientes en mi trabajo. Mi jefa me había pedido en la mañana que después de mi vacuna cubra un turno, ya que la editorial tenía que entregar un manuscrito urgente y para ello, la abusiva solo me dio hasta las 5 de la tarde. Estaba con un lío en la cabeza, mientras esperaba en la cola.

Cuando solo faltaban dos personas para que me inocularan, visualicé que la mujer que estaba inyectando en mi módulo tenía la apariencia de un ángel. Era realmente hermosa. Pasaron cinco minutos y llegó mi turno. Ella me levantó el polo para limpiar el área del brazo, mientras me daba algunas recomendaciones. Me concentré tanto en ella que ni sentí la aguja. Al irme le pedí su nombre, pero no me escuchó y no quise insistir. Desde entonces, no dejo de pensarla. Me gusta demasiado. ¿Cree que debo buscarla?

Ojo al consejo

Querido Eduardo, a veces el amor llega en el momento menos pensado. Si esta mujer te atrae mucho, búscala y trata de establecer una conversación para que se conozcan bien.

Ella no es consciente de tu gusto, así que ve de a pocos. Por otro lado, también debes estar preparado para el rechazo, quizás tenga pareja o no seas su tipo y eso debes respetarlo.