Magaly Moro

Fernando ( 35 años, Pueblo Libre). Estimada doctora Magaly, quizás mi historia le parezca un poco loca, pero le juro que es real, aunque a veces ni yo me la crea.

Hace diez años terminé con María Emilia porque ella me golpeaba cada que tenía sus ataques de celos. Yo jamás hice algo malo. Nunca le fui infiel, es más ni siquiera  miraba a otra mujer, pero bueno, ella se hacía ideas en su cabeza.

En ese entonces, mis padres me ayudaron a salir de esa relación tóxica. Fueron meses terribles porque yo de verdad me sentía vacío sin ella. Por su parte, María Emilia no dejaba de enviarme mensajes en el que advertía que nunca más volvería a mi vida. “Me estás perdiendo para siempre. Piénsalo bien”, eran los textos que llegaban a mi móvil.

Pasaron los años y tuve varias parejas con quienes tuve más de cuatro años de relación, pero no logramos concretar nada formal.  Sentía que faltaba algo como para pedirles matrimonio.

Sin embargo, hace  cuatro meses me encontré en un viaje de trabajo a Arequipa con María Emilia. Mi corazón saltó de felicidad, a pesar de todo. Hablamos por mucho tiempo sobre nuestras vidas en el bar del hotel. Ambos seguíamos solteros y a ella se le ocurrió la idea de volver. Yo le dije en modo de broma que mejor nos casemos y me reí. Cuando la vi, me di cuenta que se emocionó.

Doctora, no razoné y en 48 horas nos casamos. No sé qué he hecho. Ella está contenta, pero yo estoy confundido. Mi familia me va a matar por toda la historia que hemos vivido, ¿qué hago?

OJO al consejo

Fernando, me doy cuenta que lo que hiciste solo fue por impulso, realmente no estás enamorado de María Emilia, de lo contrario no estarías confundido. No le des tantas vueltas al asunto. Pídele perdón por tu accionar repentino y sepárate. No puedes estar en un matrimonio con una mujer a la que no amas. Además, es posible que ella sigo siendo una persona tóxica. Suerte.