Magaly Moro

Carla (33 años, Pueblo Libre). Estimada doctora, tengo mucha vergüenza de exponer mi caso, pero siento que es la única manera de encontrar una solución.

Realmente mi vida parece una película de comedia. Resulta que el pasado domingo me crucé cara a cara con mi expareja. Lo peor de todo es que yo estaba hecha un desastre. Despeinada, sin depilarme las cejas, con legañas y las uñas a medio despintar. Eso no es todo, llevaba puesto mi pijama polar con medias y sandalias. Era una burla.

Precisamente Bryan, mi ex, estaba con un amigo. Ambos me levantaron la ceja como señal de saludo y siguieron su camino. Solo atiné a decir hola y aceleré el paso. A los cinco minutos me los vuelvo a topar en el mercado de mi casa. Ellos estaban comprando en el puesto que estaba al lado y claramente escuché como Bryan decía, riéndose: “Oye, de verdad menos mal terminé con esa loca, ¿la viste?”. Ambos se empezaron a burlar. Obviamente estaban hablando de mí.

Salí apresurada del mercado sin que me vean nuevamente. Ha sido la peor humillación de mi vida.

Señora Moro, hace un año que terminé con Bryan y aunque no lo busque, la verdad es que lo sigo queriendo. Por eso me ha afectado tanto verlo y, especialmente, escuchar sus palabras.

Ese día llegué llorando a casa y le conté a mi prima. Al principio ella me dijo que lo ignorara, pero luego entendió que no era tan fácil, ya que hemos pasado muchos años juntos. Me duele todo esto. No tengo ganas de nada. ¿Qué hago, doctora?

Ojo al consejo

Querida Carla, es entendible cómo te sientes. Sus palabras te golpearon el ego y eso destruye. Sin embargo, debes seguir por ti. Busca el lado positivo de las cosas. Esto te ha servido para que te des cuenta de la calidad de persona que es. Un buen hombre jamás se burla de una persona que amó. Terminar en su momento fue lo mejor. Abre los ojos. Suerte.