Magaly Moro

Rodolfo (49, Comas). Doctora Moro, me encuentro devastado, jamás imaginé que mi esposa cambiaría 25 años de matrimonio por un veinteañero. Lo peor de todo es que ella no tiene la mínima intención de luchar por su familia, está completamente cegada, mientras que yo soy testigo de todo el sufrimiento de nuestros 3 hijos.

Todo comenzó hace 6 meses, cuando Marcela empezó a trabajar. Por muchos años ella se dedicó a ser ama de casa, era una mujer tranquila, amorosa y muy engreidora. No obstante, de un momento a otro, quiso ir al gimnasio y, poco tiempo después, me comentó que había conseguido un trabajo como vendedora de ropa deportiva en Gamarra.

Si bien yo noté a mi esposa distante, nunca pensé que anduviera enamorada. Lamentablemente, una vecina me contó que mi Marce estaba saliendo con un chico de 22 años. Al enterarme, casi me caigo de espaldas. Ese muchacho es más joven que nuestro hijo mayor.

Ay, señora Moro, lo más doloroso fue cuando encaré a mi mujer. Pensé que se mostraría arrepentida, que tendría vergüenza de su infidelidad. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario. “Lo amo y estoy dispuesta a renunciar a todo por él. Hace muchos años que no me sentía una verdadera mujer”, me gritó y yo sentí que el mundo se me caía a pedazos. No obstante, sigo rogándole para que recapacite, pero cada vez me trata peor. Mis hijos están deprimidos, ¿qué hago? Ayuda.

OJO al consejo

Querido Rodolfo, tienes que continuar con tu vida y demostrarles a tus hijos tu fortaleza. Comprendo que ellos extrañen a su madre y se nieguen a ver destruida su familia, sin embargo, así es la vida, a veces da giros inesperados y solo toca ser valiente.

No permitas que Marcela te maltrate. Procura llevar las cosas de la forma más alturada posible. Suerte.