Magaly Moro

María Isabel (34 años, Breña). Querida doctorcita, me siento muy desilusionada de mi pareja Walter, con quien llevo seis años de relación. Gracias a Dios, los dos tenemos un trabajo estable y, hace poquito, hemos comprado un departamento pequeño y una camioneta; es decir, estamos en el mejor momento de nuestras vidas, pero tengo que confesar que no soy del todo feliz.

Desde que nos conocimos decidimos que, en algún momento, seríamos padres; sin embargo, yo siempre le dejé en claro que me gustaría adoptar animalitos porque toda mi vida he sido amante de los perros. En ese entonces, él asentía con la cabeza. A pesar de que nunca hablamos a profundidad ese tema, yo pensé que lo tenía claro. Lastimosamente, me equivoqué.

Doctora, el mes pasado le dije que quería un par de perritos para que me acompañen en mis días de teletrabajo, pero Walter se enojó demasiado, me respondió: “recién nos estamos acomodando económicamente y ya quieres un animal en la casa”. No es cierto su argumento de las finanzas porque estamos muy bien con el dinero, solo lo está poniendo de excusa porque él detesta a los canes.

Todos los días le toco el tema y le ruego para que reconsidere su decisión, pero nada. Me da mucha cólera que no entienda que me siento sola en casa cuando él sale a trabajar y quiero a estos pequeñitos para que me acompañen. Lo amo, no obstante, este tema hace que por momentos quiera dejarlo e irme. ¿Qué hago?

OJO al consejo

Querida María Isabel, tener en casa una mascotita es una decisión de a dos, porque el espacio es de ambos. No puedes obligar a Walter a asumir una responsabilidad que, por el momento, no quiere. Dale un poco más de tiempo para que piense el tema, pero hazle saber lo sola que te sientes cuando él se va, quizás esto sea un punto a favor para que acepte a los perritos. Suerte.