:quality(75)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elcomercio/4WDVNK2PTZAB7DWAO5Y6J3HXLU.jpg)
Magaly Moro | magalymoro@prensmart.pe
Armando (32 años, La Victoria). Estimada doctora Moro, si le escribo es porque me encuentro entre la espada y la pared. Tengo una relación sentimental con Rosaura, a quien conocí en mi antiguo trabajo.
Nos enamoramos de inmediato, cómo no hacerlo si ella es hermosa por dentro y por fuera. Sin embargo, tiene un “defectito”, como dice mi madre. Tiene un pequeño de 7 años. A pesar de ese detallito decidí continuar con la relación.
A los seis meses de romance, Rosaura me presentó a su hijo. Cabe recalcar que a mí nunca me han gustado los niños porque me parecen estresantes y bueno lo corroboré con su Tadeo.
Desde la primera vez que lo vi me cayó pésimo, muy engreído, pedilón, gritón. Totalmente insoportable. Obviamente mi pareja se dio cuenta de mi mala cara, pero le dije que estaba incómodo por temas laborales. Lamentablemente, después de un año, el panorama no ha cambiado.
Esta situación me tiene cansado porque yo estoy enamoradísimo de Rosaura y le quiero pedir matrimonio, pero no creo que pueda aguantar toda la vida a su chibolo. Quisiera irme del país con ella y desaparecerlo con una varita mágica. Sería fantástico, pero sé que es imposible. Algo utópico.
Es más, una vez le comenté para vacacionar los dos solos, pero no quiso. “Yo no me separo de mi bebé, pero podemos ir con él. Será divertido”, me contestó. Obviamente le cambié de tema. ¡Ay, doctora!, ¿qué hago? Terminar mi relación amorosa es una opción, pero ¿por qué tiene que acabar así?
Ojo al consejo
Querido Armando, en lugar de criticar el amor incondicional que siente tu pareja por su hijo deberías admirarlo. Estás frente a una mujer ejemplar y, sobre todo, una buena madre. Tener un hijo no es un defecto, es algo natural. Si no la vas aceptar con su niño, hazle un favor y sé sincero con ella. Déjala ir porque creo que no mereces una mujer así. Espero reflexiones. Suerte.