Magaly Moro

Pedro (33 años, Villa El Salvador). Doctora Magaly, estoy muy apenado porque la amistad que tenía con Jesús, mi mejor amigo de la infancia, se acaba de ir a la basura. La razón de este problema tiene nombre, doctora: Julia, una nueva inquilina del condominio donde vive. Desde que inició una relación amorosa con esa mujer, Jesús se ha vuelto un desconocido para mí y todos sus amigos del barrio. Ella lo tiene sometido, señora Moro.

Antes de que Julia llegara a nuestras vidas, Jesús siempre se reunía con nosotros a tomar unas cuantas cervezas y a jugar pelota. Jamás nos ponía excusas, él sabía que los amigos son y serán siempre una prioridad. Sin embargo, parece que a mi supuesto amigo del alma se le olvidó por completo de nuestra amistad de más de 20 años. No estoy exagerando, doctora, Jesús nos ignora porque hace todo lo que le pide la enamorada. No puede ser más pisado, se lo juro.

Julia siempre nos ha mirado con mala cara, señora Magaly. Ella dice que somos una mala influencia para Jesús, nos trata de vagos. Lo peor de todo es que mi amigo le hace caso, incluso cuando apenas conoce a esa chica. Solo van dos meses de relación y ya cree que ella es el amor de su vida. ¡Está ciego!

Yo he intentado mantener las cosas en paz porque no quiero perder a mi hermano, pero me revienta que Jesús prefiera evitarnos antes de pelear con su nueva pareja, que de seguro dejará de serlo en un par de meses.

Doctora, creo que ya fue, ¿no? Un verdadero amigo no me haría eso.

OJO con el consejo

Estimado Pedro, entiendo que te sientas desplazado en estos momentos, pero no hables desde el resentimiento. Tranquilidad.

Te sugiero que te comuniques con Jesús y le digas por qué está haciendo mal al ignorar a sus amigos. No es sano que pierda su individualidad solo por estar enamorado. Si él insiste en anteponer a su enamorada, entonces no era tan amigo tuyo como creías. Piénsalo.