Magaly Moro

Sandro (29 años, Pueblo Libre). Estimada doctora Moro, acudo a usted para obtener un sabio consejo. Estoy un poco resentido con mi enamorada. Su nombre es Flavia. Es una chica muy bella físicamente y ni qué decirle espiritualmente. Tiene un gran corazón, es muy noble. Además, cree en la bondad de las personas y en la buena fortuna.

El pasado 31 de diciembre celebramos la llegada del Año Nuevo juntos. Acordamos darnos unos regalos en esa fecha y no en Navidad.

Yo le había comentado meses atrás que me gustaría  tener un scooter para desplazarme rápidamente por las calles. Incluso había visto con ella los modelos, marcas y características de varios de estos vehículos. Entonces, pensé que el 31 mi chica me regalaría uno, sobre todo, porque ella tiene los recursos económicos para comprarlo. Sin embargo, me llevé una ingrata sorpresa.

Cuando llegó el momento de intercambiar los regalos, Flavia me dijo: “amor, acá tienes tu regalo, espero te guste, lo compré pensando en ti, es para tu prosperidad” y me entregó una caja.

Al abrirla encontré un ekeko, ¡sí, un ekeko!, un muñeco rechoncho y con bigote, que suele estar vestido con ropas andinas y carga comida, utensilios domésticos y dinero, y que simboliza la abundancia.

Doctora, me sentí tan desilusionado al ver ese regalo. Estoy algo fastidiado y resentido con mi enamorada. Tengo ganas de reclamarle para desahogarme. ¿Qué me aconseja?

OJO al consejo

Estimado Sandro, entiendo tu molestia y resentimiento; sin embargo, creo que debes considerar que tu enamorada en ningún momento te aseguró que te regalaría lo que tú querías, tú lo asumiste. Por otro lado, el ekeko que te regaló lo hizo pensando en tu bienestar. Por el amor que te tiene te regaló una cábala. Ten mucho tino si deseas hablar con ella del tema. Suerte