Magaly Moro

José Ignacio (28 años, San Juan de Lurigancho). Estimada doctora, me siento demasiado confundido con lo que me está pasando.

Tengo una relación amorosa con Luciana desde hace ocho meses. Al inicio, como en todos los romances, nos estaba yendo de maravilla, conversábamos mucho de nuestros planes a futuro. Recuerdo que ella me decía que estaba ansiosa por crear un emprendimiento de ropa y, a la par, iniciar con su canal de viaje.

Sin embargo, hace unas semanas me comentó que sus proyectos habían cambiado. Todo empezó cuando, durante sus vacaciones, empezó a ver los programas de espectáculos y conoció el estilo de vida de las populares “chicas Tulum”. “Amor, ¿has visto a las ‘chicas Tulum’ en el programa Amor y fuego? Me encanta como viajan todo el tiempo sin preocuparse por el mañana. Quisiera esa vida porque estoy harta de mi trabajo en oficina”, me confesó. Realmente, lo tomé a la ligera, nunca pensé que sería verdad.

Pasaron los días y me seguía hablando del tema, es más, vi en Instagram que seguía a una tal Paula Manzanal, Macarena Gastaldo, Jamila Dahabreh y Jossmery Toledo. Siendo sincero, doctora, a mí esas chicas no me parecen buena influencia y siento que hacen ver tan perfectas sus vidas que las otras mujeres quieran imitarlas.

Estoy muy enojado, quisiera que mi enamorada se quite esa idea de viajar a México, porque no sé qué tanto le ve a este lugar donde reina el descontrol. ¿Cómo le hago entender eso? Necesito su consejo para utilizar las palabras adecuadas.

Ojo al consejo

Querido José Ignacio, no tienes el derecho de prohibirle hacer algo a Luciana, por más que sea tu enamorada. Sin embargo, sí puedes advertirle de los peligros a los que puede exponerse y los efectos que traería sus acciones.

Dependerá de ella lo que decida y tú tendrás que aceptarlo. Si su elección no va con tu proyecto de vida, debes replantearte ese romance.