Magaly Moro

Andrés (27 años, Independencia).Querida doctora Moro, estoy muy nervioso de compartir mi historia, pero necesito su consejo para poder solucionar estos problemas que me aquejan.

Lo que sucede es que estoy en una relación con Natalia desde hace dos meses. Ella es una señorita muy alegre, sincera y apasionada. Cuando la conocí, me encantó que le gustara el fútbol tanto como a mí. Mi sueño de adolescente estaba por cumplirse, porque siempre deseé que la mujer de mi vida me acompañara a todos los partidos de mi querido Alianza Lima y que jamás me reclame cuando me fuera a jugar con mis amigos del barrio; con Natalia creí tener todo eso.

Sin embargo, mientras más nos íbamos conociendo, ella me confesó que era hincha de Universitario. “Desde niña he vestido la camiseta crema junto a toda mi familia”, me dijo. Al inicio, me chocó mucho porque nuestros equipos son rivales a muerte, pero pensé que podría manejarlo, así que le pedí que sea mi enamorada.

Ya han pasado dos meses desde que empezamos y esto se ha vuelto insoportable. Cada que discutimos, ella mete el tema de que AL estuvo en segunda división por unas semanas. Me parece ridículo. Obviamente, yo le respondo con cosas peores referentes a su equipo y así continuamos con una lucha interminable.

Doctora, pensé que sería fácil, lastimosamente creo que me equivoqué. La quiero, pero no puedo soportar que mi pareja siempre esté apoyando a ese equipo. Me fastidia demasiado. ¿Qué hago?

Ojo al consejo

Estimado Andrés, si para los dos el tema de los equipos de fútbol es muy importante, lo mejor será  que conversen y lleguen a un acuerdo. ¿Están dispuestos a tener como pareja a alguien con gustos diferentes? Tampoco se trata que uno de ustedes renuncie a sus pasiones. Quizás se quieren, pero aún están a tiempo de evitar más dolor. Analícenlo. Suerte.