Magaly Moro

Mariano (35 años, Santa Anita). Estimada doctora, me dirijo a usted con la esperanza de que pueda ayudarme.

Tengo una relación hermosa y sana con Mercedes. Nos conocimos el 2017 y, desde entonces, vivimos un romance de película. Es muy comprensiva, respetuosa, cariñosa, inteligente, hermosa y mucho más. Sin embargo, a pesar de lo maravillosa que es, hay algo que no me deja ser 100% feliz con ella: ese detalle se llama Loki y es su perro.

Yo no tengo afinidad con las mascotas, siento que son bonitas y las respeto, pero jamás he tenido el deseo de criar una. Cuando conocí a Loki, en la tercera o cuarta cita con Mercedes, intenté cargarlo y hacerle cariñito en la cabeza, pero el perro me miró de manera muy agresiva y empezó a gruñir. Automáticamente lo solté y a causa del susto lo alejé con mi pie. Mercedes se asombró mucho porque su mascota jamás se había comportado así. No obstante, prefirió no darle importancia y solo soltó algunas risas, mientras calmaba al animal.

Doctora, sé que es extraño, pero tengo una mala relación con el perro, todas las veces que me ve siempre me gruñe y me ladra como si fuera un desconocido. En algunas ocasiones, han tenido que llevarlo a la azotea para que yo pueda entrar y visitar a mi novia. Siendo sincero, me incomoda mucho esta situación porque veo que Mercedes no tiene el mínimo interés de resolver este problema. Ella solo se mata de la risa y lo minimiza. Necesito su consejo, no quiero que esto acabe con mi relación.

OJO AL CONSEJO

Querido Mariano, lo primero que debes hacer es comunicarle tu incomodidad a Mercedes, decirle lo que sientes para que juntos puedan encontrar una solución.

Los animales actúan por instinto, tal vez Loki sintió alguna actitud negativa de tu parte y solo está actuando para defenderse. Busquen a un especialista que los oriente. Mucha suerte.