Magaly Moro

Alfredo (38, Pueblo Libre). Señora Magaly, ya no sé qué hacer con mi esposa, es adicta a Twitter y siento que ya no puedo lidiar con su obsesión a esta red social.

Conozco a Amalia desde hace 14 años, pero hace 4 contrajimos matrimonio. Siempre noté que era adicta a la tecnología; sin embargo, jamás me imaginé que sería desplazado por esta plataforma. No exagero, doctora, cuando le digo que mi esposa hace todo mal por culpa de esta bendita aplicación. Incluso, me da mucha vergüenza revelar esto, hasta cuando estamos en la intimidad no deja del lado el celular para ver si sus tuits tuvieron “me gusta” o cuáles son las nuevas tendencias.

Amalia es una amante de la política y es un aspecto que me enamoró de ella. Pero ahora no hace más que buscar noticias, encuestas, tuits, páginas, etc., sobre este tema. Prácticamente no tiene vida, ni socializa. Lo peor de todo es que si no recibe un “me gusta” en algunas de sus publicaciones, se deprime. Y también sufre cuando pierde seguidores, pero sufre de verdad.

Señora Magaly, cada vez que regreso del trabajo, la casa está patas arriba porque Amalia ni siquiera tiene la iniciativa de tender la cama del cuarto. Yo no pido una ama de casa, pero si dividimos las tareas del hogar me gustaría que, al menos, ella cumpla las que le corresponden.

Yo trato de comprenderla, pero me parece que busca aceptación como una desesperada. No podemos vivir dependiendo de una red social. Creo que algo está mal en ella, pero no la quiero hacer sentir mal con mis palabras. ¿Qué hago? Ayúdeme, señora Moro.

Ojo al consejo

Querido Alfredo, efectivamente, tienes razón, nuestro estado emocional no puede depender de una red social.

Lo que te aconsejo es que, primero, hables seriamente con Amalia y le hagas ver que está priorizando su cuenta de Twitter por encima de su matrimonio. Si se niega a aceptar que algo anda mal, lo mejor que puedes sugerirle es buscar ayuda profesional. Suerte.