Magaly Moro |

María Cristina (28 años, Comas). Señora Magaly, estoy en un tremendo dilema en estos momentos. Resulta que atrapé a Juancho, el esposo de mi mejor amiga, saliendo de un durante la madrugada del pasado sábado. Lamentablemente, no llegué a tomar fotos de lo sucedido por lo impactada que estaba. Yo siempre visualicé a Juancho como un hombre recto, trabajador y profundamente enamorado de Carmen, y mucho más ahora que mi amiga lleva en su vientre a su primer hijo.

Estoy tan confundida, doctora. Por un lado, me muero por contarle a Carmen lo que vi aquel día. Ella merece saber la verdad; estoy segura de que ella me lo contaría si estuviera en mi lugar. Sin embargo, también me da miedo equivocarme. ¿Y si Juancho solo estaba pasando por allí y todo es un gran malentendido?

Temo culparlo sin pruebas y que resulte falso. No solo afectaría su relación, sino que yo quedaría como una vil chismosa. Pero, ¿qué pasa si resulta cierto y no digo nada? Entonces, yo estaría cubriendo indirectamente una infidelidad.

Ay, doctora Moro, no sé qué hacer. La culpa me está carcomiendo por dentro. He hablado con algunos amigos al respecto y lo único que me dicen es que mejor no me meta en relaciones ajenas. ¡Pero no puedo hacerme la de la vista gorda!

¿Y si mejor le confieso todo después de que dé a luz? Siento que es lo más conveniente para su salud. ¿Usted qué piensa, doctora?

Ojo al consejo

Estimada María Cristina, aunque tengas buenas intenciones al contarle a tu amiga sobre la infidelidad de su esposo, primero tienes que asegurarte de que sea cierto. ¿Cómo? Ve de nuevo a ese lugar y espera a verlo. Pregúntale qué hace allí y si Carmen sabe al respecto. O, en todo caso, confróntalo para ver su reacción. Cuando estés 100% segura, sé sincera con tu amiga. Suerte.