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Aunque el grupo de mayor emocionalidad son las jovencitas, los varones también lo padecen. Ello se debe a la gran cantidad de decisiones importantes a tomar, en esta etapa: formar o no una familia, qué pareja es la ideal, qué carrera seguir, a qué dedicarse, entre otras. Se produce la contradicción de que las situaciones de son mayores y los mecanismos para afrontarlas son menores porque son personas con menos experiencia.

 

Cuando de elegir su rumbo se trata, pierden la confianza en sí mismos y como no saben cuál es la dirección correcta, se estresan e intentan abarcarlas todas. Al final, desembocan en una gran crisis.

Señales de que un joven puede estar bajo estrés son: cansancio, falta de apetito, insomnio, negatividad, enojo, tristeza y desesperación.

 

El joven o adolescente puede estresarse por:

1. Fracasos académicos

2. Cambios en el cuerpo o cambios propiciados por la pubertad.

3. Conflictos con compañeros o acoso escolar

4. Problemas propios de vivir en un barrio problemático

5. Discusiones de pareja de sus padres - peleas, separación o abusos

6. La realización de demasiadas actividades

7. La muerte de un ser querido.

 

A veces es complicado ayudar a un joven con estrés, porque los adolescentes se creen autosuficientes y tienden a despreciar el apoyo que sus padres les ofrecen. Sin embargo, hay que intentar acercarnos y averigüar cuál es la causa de su estrés.