Chupón: 5 mitos que debes conocer

Es el implemento que acompaña al bebé la mayor parte del tiempo durante sus primeros meses, sea porque lo entretiene o reconforta. Sin embargo, el chupón está rodeado de muchos mitos por lo que es importante saber que tanto hay de cierto en ellos, y que tan beneficioso puede resultar para nuestro engreído.

Un hábito de cuidado
La succión es una de las primeras actividades coordinadas en el neonato, la cual le provoca la sensación de calidez y seguridad. Según especialistas, no es recomendable su uso en lactantes menores de un mes. Hay que tener en cuenta que si no se retira a una edad adecuada, puede crear una dependencia emocional, incluso será difícil lograr tranquilizarlo si no es dándoselo nuevamente.

5 mitos del chupón

Interfiere con la lactancia materna
Verdad. La mayoría de los expertos en lactancia materna incluyendo a la Organización Mundial de la Salud recomiendan no introducir el chupón durante la lactancia materna, especialmente antes que ya sepa cómo succionar del pecho materno.

Puede crear dependencia emocional
Verdad. Si no se retira a una edad adecuada, será difícil lograr tranquilizarlo si no es dándole el objeto de su apego. El chupón sólo debe usarse en los primeros meses de vida del bebé, máximo hasta que cumpla un año.

Evita que se chupe los dedos
Verdad. Es un paliativo, pero “la cura” puede terminar siendo peor que la enfermedad, porque al quitarles el chupón, empiezan a usar el dedo. Lo mejor es dejarlos usar si están muy inquietos y es la única forma de calmarlos.

Produce una mala dentadura
Verdad. Los efectos perjudiciales que ejerce sobre la correcta alineación de los dientes suelen desaparecer si el chupete deja de utilizarse antes de los 3 años. El riesgo de mala oclusión aumenta directamente con la frecuencia de duración e intensidad de la succión.

Calma la ansiedad
Verdad. Al darle a tu pequeño un chupón, le estarás dando la oportunidad de calmar su ansiedad; muchos bebés chupan su dedo desde el vientre materno, así que es natural que quiera seguir calmando su ansiedad, ya sea con el chupón o con su dedo.