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Recibir bromas maliciosas también es una forma de rechazo y por ello, es algo muy difícil de manejar para los niños y para sus padres. Ante estas situaciones surgen muchas preguntas. Por ejemplo, ¿será bueno hablar con los profesores?, ¿es mejor quejarse con los padres? En general, no hay que ocultar estas situaciones de en el colegio, pero existe la posibilidad de que no terminen allí, como se quisiera.

 

Los niños agresivos suelen empeorar y redoblar sus burlas cuando sienten que se lo están prohibiendo. Por tanto, la única solución definitiva es empoderar al niño para que deje de ser blanco de burlas para siempre y pueda defenderse por sí mismo.

 

Cultive un buen carácter en su hijo
Lo pequeños que reciben burlas constantemente, siempre están preocupados por no hacer el ridículo y empiezan a mandar señales no verbales de vulnerabilidad. Por ello, es mejor recomendarles que no se lo tomen en serio y se relajen. Detrás de un burlón, o en el peor de los casos, detrás de alguien que hace "" a otra persona, está un ánimo de querer sentirse superior.

 

Normalmente, no esperan como respuesta una reacción despreocupada o relajada y justamente, es ahí donde hay que apuntar. Hay que enseñarle a sentirse tan seguro que ninguna burla le vuelva a afectar. 

Como padre, ten en cuenta que tu reacción ante estas situaciones es determinante para el niño. Procura escucharlo atentamente y reacciona sin exagerar. Refuerza su autoestima asegurándote de decirle que él puede manejarlo perfectamente. 

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