Cómo reconocer y actuar ante un ACV
Cómo reconocer y actuar ante un ACV

La palabra 'derrame' no es un término médico, y por lo tanto es ambiguo. Puede hacer referencia tanto a un accidente cerebrovascular (ACV), más conocido como infarto (es decir, la obstrucción de una arteria cerebral de manera súbita), o a una hemorragia en el cerebro. Entre ambos tipos, el más común es el ACV, aunque eso no quiere decir que sea el menos peligroso. De acuerdo con el médico Oswaldo Cachay, neurólogo de la Clínica Internacional, la gravedad es cada caso variable, pues depende de la extensión de la lesión y de su ubicación.

Hablando concretamente de ACV, las consecuencias de este pueden ir desde una asimetría en el rostro, y pérdida de fuerza en un brazo, hasta la postración. Limitar desenlances negativos dependerá en gran medida de qué tan rápido se atienda el problema. “Actuar dentro de las 24 primeras horas es importante. Es más, si el ACV se atiende dentro de las 4,5 horas de producido, se tiene la opción de realizar una trombolisis, tratamiento que destruye el trombo (coágulo) que ha ocluido la arteria. Dentro de esas horas, el tejido cerebral se mantiene saludable y el paciente puede tener una recuperación mayor”, advierte el doctor Cachay.

Pero, para que el paciente pueda reaccionar de manera rápida, primero debe aprender a reconocer los síntomas de un ACV. De acuerdo con el especialista, una característica es que el cuadro aparece de manera súbita. Se puede manifestar por pérdida de fuerza o adormecimiento en una zona del cuerpo (izquierda o derecha), una dificultad para hablar, un recorte de la visión y un hormigueo en una parte de la cara.

Lo más importante, asegura Cachay, es que haya lateralidad. Es decir, que las afecciones tengan lugar solo en una mitad del cuerpo, pues el cerebro trabaja por hemisferios. Cuando el hormigueo o la sensación de parálisis aparece en ambas partes, es más probable que se trate de un tema de estrés.

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