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El asma es una enfermedad pulmonar y especialmente de los bronquios. Durante un ataque asmático, las vías respiratorias se inflaman provocando un ensanchamiento de la mucosa y un secreción de mucosidad que dificulta la entrada y la salida de aire.

 

En estos momentos es cuando se producen los silbidos, la tos y la falta de aire. El tipo de asma más común es el alérgico pero también existe una variante no alérgica. Este asma, conocido como intrínseco, se relaciona con factores ambientales. Mientras que su variente alérgica, sí se inicia desde temprana edad.

 

En ambos casos, el ahogo que se siente durante un ataque asmático es de la misma magnitud. Para tranquilizarlo hay que mantener la calma y seguir estos tres pasos: 

 

1. Colóquelo en la posición adecuada. Lo más probable es que necesiten estar sentados, con los antebrazos sobre las piernas y sin nada que obstruya su respiración.

2. Dele pequeñas palmadas en la espalda. Si tiene flema, las palmaditas aliviarán sus vías respiratorias y podrá expectorar con más facilidad.
3. Facilítale sus medicamentos. En los casos en que ya hay diagnóstico de asma, los pacientes se acostumbran a llevar consigo broncodilatadores para casos de ataque asmático.

 

Recomendación:
Tenga en cuenta que los asmáticos tienden a respirar mucho más porque sienten que se ahogan y esa forma de respirar les perjudica. Algunos ejercicios tranquilizantes corrijen esta respiración y de esta forma, se logra disminuir la frecuencia de la tos, uno de los síntomas más molestos.

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