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Todo estudiante quiere ser el mejor de la clase. Sin embargo, cuando este deseo se convierte en una obsesión y se hace de todo para conseguirlo, podemos estar frente a un desequilibrio.

 

“Una persona puede vincularse con el estudio de manera desequilibrada. Esto sucede cuando no le dedica un tiempo a otras áreas que también son importantes para su desarrollo”, señala Victoria Ángeles, directora de la Dirección de Adicciones del Instituto Nacional de Salud Mental.

 

Los factores que originan esta obsesión por el estudio son variados. Según la especialista una de las causas más comunes es la presión familiar. “La exigencia de que sean el mejor de clase o el primer puesto puede conllevar a los jóvenes a esta 'adicción'”, agrega.

 

Ángeles manifiesta que uno de los síntomas de este desequelibrio es la ansiedad. Además, se aíslan y toman distancia de los compromisos sociales o afectivos.

 

Las especialista señala que “la familia es la primera en darse cuenta de este problema ya que el estudiante deja de compartir momentos con sus padres o hermanos”. Para que estos jóvenes dejen de aferrarse al estudio, se les ayuda a encontrar el gusto de estar con la familia o de tener una pareja.

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