No es ningún misterio que los padres suelen ocultar sus penas de la mirada curiosa de los niños. Lo que ellos no saben es que una falsa sonrisa que los haga salir del apuro puede traer malas consecuencias a futuro en la relación con sus hijos.
Una investigación llevada a cabo por dos psicólogas de la Universidad de Toronto profundiza en la regulación emocional inadecuada. "Tratar de ocultar las emociones negativas o exagerar las positivas puede llevar a los padres a sentirse peor con ellos mismos", explica a eldiario.es Bonnie Le, principal autora del estudio.
La alternativa saludable
Ninguna de las autoras considera que las estrategias de regulación emocional sean perjudiciales, pero han centrado su estudio en dos de ellas: la ocultación de emociones negativas y la exageración de las positivas. La mejor forma en que los padres pueden transmitir esas preocupaciones a los niños sin asustarlos es adaptar el mensaje al niño.
Si solo lo disimulan, será más difícil que los niños aprendan a transmitir sus propios sentimientos más adelante ya que ellos aprenden básicamente por imitación. Ser sinceros es la mejor forma de enseñarle a los pequeños a ser auténticos.
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