Una es aquella que aporta menos de las que la persona necesita. Por ejemplo, si se requiere 2000 calorías diarias para una dieta de 1500 calorías diremos que es hipocalórica. Este tipo de no debe aportar menos de 800 calorías.

Hay situaciones específicas donde el paciente se beneficia de un plan hipocalórico: exceso de peso, personas con los niveles elevados de grasas en sangre, hipertensión arterial, enfermedad cardiovascular, apnea del sueño, diabetes, problemas de columna, cirugía bariátrica, entre otros.

No todos pueden hacer una dieta hipocalórica, en niños menores de 6 años se puede interrumpir su crecimiento, en gestantes se corre el riesgo de afectar el desarrollo del bebé, en lactantes podría producir pérdida de peso mayor a 2 kg en un mes (lo que afectaría la producción de leche materna) y el adulto mayor puede terminar en desnutrición.

Cualquier dieta hipocalórica tiene que ser elaborada por un nutricionista y debe ser variada y balanceada.

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