Cuando se acaba la secundaria los hijos deben tomar la decisión de su vida: qué hacer. Los caminos son múltiples y las dudas aún más. Por eso, los padres deben estar a su lado mostrando un apoyo incondicional y ayudarles a que confíen en ellos. Esta etapa determina la vida del joven y eso causa temor a cualquier, incluso más cuando no sabes lo que deseas para tu futuro.
Lo primero que los padres deben hacer es proporcionar toda la ayuda profesional, es decir, test psicológicos, salidas exploratorias para conocer las carreras. Ojo, la universidad no es el mayor triunfo. Las carreras técnicas, los deportes las felicidad se puede manifestar de diferentes maneras y los padres no deben oponerse a la decisión final del hijo. Las expectativas de los hijos es lo que cuenta no la de los padres. Permite que tu retoño sea protagonista de propia historia y que la construya a pasos lentos o rápidos, pero seguros.
Los padres deben ser todo oídos en esta etapa y animarlo a todas las posibilidades que ofrece la vida profesional, técnica o artística. Ayúdale a descubrir las potencialidades y así este proceso será más fácil. Aunque, hay otro factor que a los padres no les gusta y por el contrario, en muchas ocasiones puede decepcionarlos. Por ejemplo, cuando los hijos no desean continuar estudiando sino quieren trabajar. Ese es un punto neurálgico, ya que los padres deben hacerlos reflexionar sobre los beneficios y oportunidades que le brinda una carrera. Si el propósito de trabajar tiene que ver con la necesidad de contar con recursos económicos propios, anímelo a combinar ambas opciones: estudiar y trabajar. Muchos chicos lo hacen y aunque es cansado la recompensa es mayor y trae demasiada felicidad a casa.
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