¿Es siempre necesario castigar a los niños?

Un mal comportamiento del niño necesita ser sancionado de manera adecuada, pero sin llegar a excesos. Es bueno seguir estos consejos:

1. Optar por el diálogo. Primeramente, hay que explicarle al niño que esa conducta no está permitida y que si va a proceder así no se le hará caso. Muchos conflictos se pueden resolver con palabras.
2. Evaluar la falta. Si la rabieta es -por ejemplo- porque el niño quiere que le compren algo, no será necesaria una amonestación severa porque no se trata de algo grave. La cosa cambia si insulta, grita o pega. Cuando el acto cometido es serio, se le puede privar de algo que a él le guste como la televisión, la computadora o algún juego.
3. No recurrir a los golpes. El castigo físico nunca es aconsejable, pues al aplicar medidas de ese tipo no se le corrige realmente. Si hace caso no será porque ha aprendido la lección, sino por miedo a la represalia. Lo mismo ocurre cuando se le premia por portarse bien. “No hay que condicionarlo a que sea bueno porque va a recibir algo. Si se comporta adecuadamente, lo mejor es felicitarlo, darle alguna muestra de cariño, elogiarlo, abrazarlo o decirle que lo queremos”, sostiene la psicóloga Janet Oliveros.

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