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Si sueles comer varios aperitivos antes de las comidas o no recuerdas lo último que comiste y reconoces que necesitas masticar algo constantemente, es probable que tengas un problema de ansiedad. Por lo general, la ansiedad se desata ante algún acontecimiento importante y se caracteriza por un sentimiento de inquietud o preocupación constante.

Por eso cuando estamos en una situación de depresión o ansiedad, una reacción recurrente es volcarse a la cocina porque buscamos que nuestro cuerpo tenga altas dosis de serotonina (hormona de la felicidad) lo más rápido posible. Y justamente, son los dulces y comidas altas en azúcar las que nos la proporcionan más de esta hormona.

 

FORMAS DE CONTROLARLA

 

Hacer ejercicio. Empezar el dia con una pequeña rutina de ejercicios y estiramientos es saludable pero no se deben hacer en ayunas, porque expones a tu cuerpo a una pérdida de energía innecesaria.

Reemplazar los bocadillos por otra actividad. Cuando concentras tu atención en otras actividades puedes olvidar los ataques de hambre. Si las tareas diarias no logran distraerte, intenta con algún juego o un crucigrama.

Realizar alguna actividad placentera. Cuando haces algo que realmente te agrada, tu mente deja de lado las preocupaciones, incluyendo la necesidad de comida.

Escoge bien tus alimentos. Con la comida adecuada no solo reducirás la ansiedad sino que también puedes . El mejor consejo es tomar agua con regularidad y no abusar de los dulces o el café.

 

Ten en cuenta que los ataques de ansiedad pueden empezar por desórdenes alimenticios y en un estado crítico pueden llegar a desencadenar síntomas como mareos, náuseas o respiración acelerada.