Falta de sueño y su relación con el Alzheimer
Falta de sueño y su relación con el Alzheimer

Se han hecho varios estudios para determinar el efecto del sueño sobre los trastornos que disminuyen las funciones cognitivas, como la enfermedad de Alzheimer. Aunque ningún estudio ha mostrado un vínculo claro entre la privación de sueño y la enfermedad de Alzheimer, existe la posibilidad de que muchos años de sueño disminuido planteen un riesgo mayor para algunos tipos de demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer.

La enfermedad de Alzheimer es un tipo progresivo de demencia que deteriora la memoria y las capacidades sociales y de pensamiento tan gravemente que interfiere con el funcionamiento diario. Además, los problemas del sueño son un componente común de la enfermedad de Alzheimer, dado que puede trastornar el ciclo normal de sueño y vigilia para producir somnolencia diurna y desasosiego nocturno. 

Por otro lado, a medida que la enfermedad de Alzheimer empeora con el tiempo, las alteraciones del sueño también lo hacen y en muchas personas que padecen la enfermedad, tomar siestas durante todo el día termina remplazando al sueño profundo y restaurador de la noche.

Para Ronald Petersen, especialista del Centro para Investigación sobre la Enfermedad de Alzheimer de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, la falta de sueño sano contribuye al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Pese a no entenderse bien la causa exacta de la enfermedad de Alzheimer, los investigadores creen que la acumulación de una proteína anormal, llamada beta-amiloide, en el cerebro contribuye a la enfermedad. Según la proteína beta-amiloide va acumulándose en el cerebro, al parecer también va dañando o destruyendo a las neuronas cerebrales porque interfiere con la comunicación entre las células.

Los estudios han demostrado que cuando se descansa bien por la noche, especialmente cuando el sueño es profundo, la proteína beta-amiloide se despeja del cerebro. Si el cuerpo no duerme las horas necesarias, con el tiempo, la proteína beta-amiloide puede no despejarse bien del cerebro. 

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan que los adultos duerman un promedio mínimo de 7 horas por noche. Si usted tiene dificultad para dormir esa cantidad de tiempo, considere incorporar algunas sugerencias básicas en su rutina a fin de mejorar la calidad del sueño.

Adapte la habitación a fin de que el ambiente propicie el sueño. Para la mayoría de las personas, eso significa mantenerla oscura, tibia y silenciosa. A fin de dormir mejor, apague todos los dispositivos electrónicos por lo menos 30 a 60 minutos antes de acostarse en la cama. 

Tener un estilo de vida sano y activo también puede promover un sueño saludable: coma una alimentación balanceada; mantenga el consumo de alcohol al mínimo, porque si bien el alcohol puede hacer que uno se quede dormido más rápido, también hace más difícil permanecer dormido; haga ejercicio regularmente; y si tiene un trastorno del sueño, como apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas o insomnio, haga que se evalúen y traten esas afecciones.

TE PUEDE INTERESAR: