Antes de formar una relación de pareja, las personas experimentamos el amor de diversas formas. Al principio se puede generar el enamoramiento de una amistad, de una atracción sexual o por una fijación al ver los ojos del otro. Este último es señalado como filiolatría, una tendencia que se diferencia del resto por su frase "me gustas porque te gusto".
Desde el primer momento que vemos a la otra persona con las pupilas dilatadas, imitando nuestros gestos, lo percibimos más cercano, como no agresivo, e inmediatamente nos sentimos atraídos por él o ella. Ese fenómeno es conocido como filolatría, la cual muestra las emociones y neuronas como 'espejo'. Estas neuronas son las que hacen que el ser humano sea empático. Son las causantes de las películas de terror sean efectivas, o de que nos identifiquemos con el sufrimiento del protagonista de la cinta.
Sucede que al ver la expresión de atracción de la otra persona nos atraiga de una medida que no podemos medir ni controlar. Pero la filiolatría no es más que un capricho fugaz en las relaciones amorosas, pues al principio te puedes sentir 'enganchado' por lo que ven tus ojos, pero si no hay química o planes a futuro, entonces no valdrá el esfuerzo para conquistar a alguien.
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